-¡Mamá, mamá, hoy realicé el sueño de mi vida! -me dijo mi hija menor Daniela, cuando entró a la casa-. ¡Sembré un árbol!
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Dicen por ahí que para que un ser humano se sienta realizado necesita en su vida tres cosas: haber sembrado un árbol, escrito un libro y engendrado un hijo.
Bueno, que mejor manera de empezar a darles a los jóvenes razones para sentirse realizados que iniciar con sembrar un árbol.
El 26 de agosto de 2010, algunos de los colegios y escuelas públicas de Sensuntepeque, en coordinación con la alcaldía municipal, fueron los protagonistas de la campaña de reforestación del Polideportivo. Según informaciones proporcionadas amablemente por Francisco Escamilla, de la referida alcaldía, se pretende reforestar también “el Polígono de tiro, parques y otras zonas verdes”. Y agregó Escamilla que de acuerdo al Alcalde Edgar Bonilla, para el próximo año “
la alcaldía contará con su propio vivero con más de 8 mil árboles.” Una buena noticia para Sensuntepeque. Ojalá que este esfuerzo se lleve hasta las últimas consecuencias, para beneficio de todos los sensuntepecanos.
Alumnos de diferentes centros educativos de Sensuntepeque frente a las autoridades de la ciudad.
En LA ESQUINA creemos fervientemente que toda actividad que genere sensibilidad, generosidad, responsabilidad y satisfacción, puede hacer que los jóvenes se alejen de la violencia, de las malas compañías y de la ociosidad.
Sabemos todos que el planeta Tierra está en una crisis climática sin precedentes y la cual se ha originado por la gran cantidad de emisión de gases contaminantes que destruyen la capa de ozono, pero también por la acelerada deforestación que se realiza -¡como un acto criminal!- todos los días en las selvas tropicales.
Y en El Salvador la deforestación tiene un componente cultural que se combina con uno económico. La gente común y corriente corta los árboles para cocinar con leña, porque así se han acostumbrado y además porque les sale más barato que comprar un tambo de gas. Además se tala como si los árboles fueran infinitos, cuando lo correcto debería ser que al cortar un árbol se sembraran dos o tres árboles, para compensar la pérdida.
Los árboles son una de las cosas más bellas de la naturaleza. Hay árboles tan grandes e imponentes que es un placer inmenso observarlos. Hay árboles tan famosos en nuestro país, como por ejemplo el “Árbol de la Paz“, que es una preciosa Ceiba en la Autopista Sur; “el Amate” de la Plaza Salvador Allende de la Facultad de Medicina de la universidad de El Salvador, el “Palo de Hule” de la Asamblea Legislativa- que recientemente se cayó- , entre otros.
Pero volviendo al tema de la reforestación, al conversar con algunos niños y adolescentes que participaron en dicha jornada, se puede sentir la satisfacción que experimentaron al poder sembrar uno o más árboles. Esta experiencia quedará grabada en la memoria de los jóvenes. Aprenderán que es mejor hacer el bien y pensar en el futuro de las futuras generaciones, a quienes debemos dejarles como herencia un planeta más limpio y saludable.
Sería interesante que la alcaldía en alianza con algunas empresas pudieran impulsar un programa en el que los jóvenes que sembraron esos árboles se encargaran de podarlos, abonarlos y regarlos, de esta forma ellos mismos se harían más responsables y conocerían el verdadero valor de la responsabilidad .
Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo
Óscar Perdomo león
Fotografías: proporcionadas por Francisco Escamilla y tomadas por Ángel Iraheta.
Portada de la Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque.
Hace unos días cayó en nuestras manos la “Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque”, escrita por Miguel Ángel Velasco y publicada en 1949, la cual es conocida por muchos sensuntepecanos (y los que no la conozcan puede encontrar una copia en la Casa de la Cultura). Sin embargo, gracias a la bondad de la familia González Rivas pudimos examinar un ejemplar original, muy bien cuidado, lo que nos causó mucho placer.
El trabajo de investigación al cual nos estamos refiriendo pudo ser publicado en Sensuntepeque debido a la ayuda de Julio César Velasco, quien era dueño de la imprenta “Mercurio”, la cual en aquellos tiempos era “primera en su clase y única en esta ciudad”. (1) (Además Julio César Velasco era conocido en la ciudad por poseer la farmacia “El Ángel”).
La monografía inicia explicando el significado de la palabra Sensuntepeque y luego recorre, de una manera bastante breve, la historia desde la fundación de la ciudad, en la época prehispánica, pasando por la época colonial, hasta mediados del siglo XX.
Se habla sobre los barrios, las calles, las avenidas, los límites geográficos, los cantones y caseríos, la orografía, la hidrografía, el clima, la naturaleza del clima, la etnología, las costumbres, los paseos públicos, los templos, las escuelas, los cementerios, algunos sugestivos hechos históricos, el rastro público, el número de habitantes, poemas escritos por sensuntepecanos, etc.
También se encuentra comolos sensuntepecanos han estado ligados de una u otra forma a sus vecinos hondureños, empezando con que el departamento de Cabañas, donde se encuentra Sensuntepeque se llama así “en honor al valiente, probo y esclarecido guerrillero hondureño General Trinidad Cabañas, quien luchó a las órdenes del General Francisco Morazán, su compatriota, por la unión de Centroamérica.” (2)
La monografía se acompaña de algunas fotografías en blanco y negro. Aquí se puede apreciar la iglesia Santa Bárbara.
Es interesante esta monografía porque en ciertos pasajes nos retrata a una sociedad, su manera de vivir, sus hijos destacados, como Anastasio Reyes (prócer de la independencia), Doroteo Vasconcelos (que fue presidente de la República), Daniel Hernández (gran maestro de la enseñanza y fundador en 1871 del colegio San Luis de Santa Tecla), Luciano Hernández (general y doctor, destacado político e inigualable orador), César Peña Velasco (comerciante muy bondadoso con los pobres), etc.
Se menciona a muchos otros destacados sensuntepecanos (aunque no ejercieran algún cargo público o hubiesen dejado algún legado histórico-cultural) y es agradable ver cómo el autor de la obra subraya los dotes de honradez, de educación y buen trato de éstos con sus semejantes, maneras de conducirse que en este momento ansía nuestro El Salvador actual.
La Monografía histórica de Sensuntepeque es una valiosa herramienta para los jóvenes sensuntepecanos que deseen ampliar sus conocimientos sobre su ciudad natal. Es también un reto para las nuevas generaciones, quienes tendrían que actualizar y complementar este trabajo de investigación de Miguel Ángel Velasco.
Ojalá las autoridades de la Secretaría de Cultura o de la Alcaldía Municipal de Sensuntepeque, se interesaran en realizar una nueva impresión de este valioso documento y que su distribución se facilitara al menos en las escuelas de Sensuntepeque.
Texto:
Érika Mariana Valencia-Perdomo
Óscar Perdomo León
Fotografías:
Óscar Perdomo León
(1) Velasco, Miguel Ángel, “Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque”,1949, p. 5.
(2) Velasco, Miguel Ángel, “Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque”,1949, p. 7.