PUNTO DE ENCUENTRO ENTRE SENSUNTEPEQUE Y EL MUNDO

martes, 31 de agosto de 2010

REFORESTANDO EL SALVADOR A TRAVÉS DE LOS JÓVENES.


-¡Mamá, mamá, hoy realicé el sueño de mi vida! -me dijo mi hija menor Daniela, cuando entró a la casa-. ¡Sembré un árbol!



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Dicen por ahí que para que un ser humano se sienta realizado necesita en su vida tres cosas: haber sembrado un árbol, escrito un libro y engendrado un hijo.




Bueno, que mejor manera de empezar a darles a los jóvenes razones para sentirse realizados que iniciar con sembrar un árbol.




El 26 de agosto de 2010, algunos de los colegios y escuelas públicas de Sensuntepeque, en coordinación con la alcaldía municipal, fueron los protagonistas de la campaña de reforestación del Polideportivo. Según informaciones proporcionadas amablemente por Francisco Escamilla, de la referida alcaldía, se pretende reforestar también “el Polígono de tiro, parques y otras zonas verdes”. Y agregó Escamilla que de acuerdo al Alcalde Edgar Bonilla, para el próximo año “la alcaldía contará con su propio vivero con más de 8 mil árboles.” Una buena noticia para Sensuntepeque. Ojalá que este esfuerzo se lleve hasta las últimas consecuencias, para beneficio de todos los sensuntepecanos.



Alumnos de diferentes centros educativos de Sensuntepeque frente a las autoridades de la ciudad.




En LA ESQUINA creemos fervientemente que toda actividad que genere sensibilidad, generosidad, responsabilidad y satisfacción, puede hacer que los jóvenes se alejen de la violencia, de las malas compañías y de la ociosidad.




Sabemos todos que el planeta Tierra está en una crisis climática sin precedentes y la cual se ha originado por la gran cantidad de emisión de gases contaminantes que destruyen la capa de ozono, pero también por la acelerada deforestación que se realiza -¡como un acto criminal!- todos los días en las selvas tropicales.




Y en El Salvador la deforestación tiene un componente cultural que se combina con uno económico. La gente común y corriente corta los árboles para cocinar con leña, porque así se han acostumbrado y además porque les sale más barato que comprar un tambo de gas. Además se tala como si los árboles fueran infinitos, cuando lo correcto debería ser que al cortar un árbol se sembraran dos o tres árboles, para compensar la pérdida.




Los árboles son una de las cosas más bellas de la naturaleza. Hay árboles tan grandes e imponentes que es un placer inmenso observarlos. Hay árboles tan famosos en nuestro país, como por ejemplo el “Árbol de la Paz“, que es una preciosa Ceiba en la Autopista Sur; “el Amate” de la Plaza Salvador Allende de la Facultad de Medicina de la universidad de El Salvador, el “Palo de Hule” de la Asamblea Legislativa- que recientemente se cayó- , entre otros.




Pero volviendo al tema de la reforestación, al conversar con algunos niños y adolescentes que participaron en dicha jornada, se puede sentir la satisfacción que experimentaron al poder sembrar uno o más árboles. Esta experiencia quedará grabada en la memoria de los jóvenes. Aprenderán que es mejor hacer el bien y pensar en el futuro de las futuras generaciones, a quienes debemos dejarles como herencia un planeta más limpio y saludable.




Sería interesante que la alcaldía en alianza con algunas empresas pudieran impulsar un programa en el que los jóvenes que sembraron esos árboles se encargaran de podarlos, abonarlos y regarlos, de esta forma ellos mismos se harían más responsables y conocerían el verdadero valor de la responsabilidad .




Texto:


Érika Mariana Valencia-Perdomo


Óscar Perdomo león



Fotografías: proporcionadas por Francisco Escamilla y tomadas por Ángel Iraheta.



miércoles, 25 de agosto de 2010

MONOGRAFÍA DE SENSUNTEPEQUE, de Miguel Ángel Velasco.

Portada de la Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque.


Hace unos días cayó en nuestras manos la “Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque”, escrita por Miguel Ángel Velasco y publicada en 1949, la cual es conocida por muchos sensuntepecanos (y los que no la conozcan puede encontrar una copia en la Casa de la Cultura). Sin embargo, gracias a la bondad de la familia González Rivas pudimos examinar un ejemplar original, muy bien cuidado, lo que nos causó mucho placer.


El trabajo de investigación al cual nos estamos refiriendo pudo ser publicado en Sensuntepeque debido a la ayuda de Julio César Velasco, quien era dueño de la imprenta “Mercurio”, la cual en aquellos tiempos era “primera en su clase y única en esta ciudad”. (1) (Además Julio César Velasco era conocido en la ciudad por poseer la farmacia “El Ángel”).


La monografía inicia explicando el significado de la palabra Sensuntepeque y luego recorre, de una manera bastante breve, la historia desde la fundación de la ciudad, en la época prehispánica, pasando por la época colonial, hasta mediados del siglo XX.


Se habla sobre los barrios, las calles, las avenidas, los límites geográficos, los cantones y caseríos, la orografía, la hidrografía, el clima, la naturaleza del clima, la etnología, las costumbres, los paseos públicos, los templos, las escuelas, los cementerios, algunos sugestivos hechos históricos, el rastro público, el número de habitantes, poemas escritos por sensuntepecanos, etc.


También se encuentra como los sensuntepecanos han estado ligados de una u otra forma a sus vecinos hondureños, empezando con que el departamento de Cabañas, donde se encuentra Sensuntepeque se llama así “en honor al valiente, probo y esclarecido guerrillero hondureño General Trinidad Cabañas, quien luchó a las órdenes del General Francisco Morazán, su compatriota, por la unión de Centroamérica.” (2)


La monografía se acompaña de algunas fotografías en blanco y negro. Aquí se puede apreciar la iglesia Santa Bárbara.


Es interesante esta monografía porque en ciertos pasajes nos retrata a una sociedad, su manera de vivir, sus hijos destacados, como Anastasio Reyes (prócer de la independencia), Doroteo Vasconcelos (que fue presidente de la República), Daniel Hernández (gran maestro de la enseñanza y fundador en 1871 del colegio San Luis de Santa Tecla), Luciano Hernández (general y doctor, destacado político e inigualable orador), César Peña Velasco (comerciante muy bondadoso con los pobres), etc.


Se menciona a muchos otros destacados sensuntepecanos (aunque no ejercieran algún cargo público o hubiesen dejado algún legado histórico-cultural) y es agradable ver cómo el autor de la obra subraya los dotes de honradez, de educación y buen trato de éstos con sus semejantes, maneras de conducirse que en este momento ansía nuestro El Salvador actual.



La Monografía histórica de Sensuntepeque es una valiosa herramienta para los jóvenes sensuntepecanos que deseen ampliar sus conocimientos sobre su ciudad natal. Es también un reto para las nuevas generaciones, quienes tendrían que actualizar y complementar este trabajo de investigación de Miguel Ángel Velasco.


Ojalá las autoridades de la Secretaría de Cultura o de la Alcaldía Municipal de Sensuntepeque, se interesaran en realizar una nueva impresión de este valioso documento y que su distribución se facilitara al menos en las escuelas de Sensuntepeque.



Texto:

Érika Mariana Valencia-Perdomo

Óscar Perdomo León

Fotografías:

Óscar Perdomo León


(1) Velasco, Miguel Ángel, “Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque”, 1949, p. 5.

(2) Velasco, Miguel Ángel, “Monografía histórica de la ciudad de Sensuntepeque”, 1949, p. 7.



sábado, 7 de agosto de 2010

TETNAHUALI, una tradición sensuntepecana.



Tetnahuali, segunda generación.


Tetnahuali es una palabra de origen nahuat que significa “piedra bruja”. Camino al cantón San Lorenzo de Sensuntepeque, hay una piedra conocida como “la piedra bruja” y que tiene la peculiaridad que un árbol nace justo en las entrañas de dicha roca.


Tetnahuali, primera generación.

Este nombre lo retomaron unos jóvenes a finales de la década de los años ´70 para nominar a su grupo musical recién formado y que surgió para celebrar el décimo aniversario de las Casas de la Cultura, siendo su primera presentación formal en el parque Saburo Hirao de San Salvador. El grupo inició con la inspiración en la música de corte andino y de algunos temas de los hermanos nicaragüenses Mejía Godoy.



Los miembros fundadores del grupo fueron Ángel Iraheta (padre), Luis Obdulio Rodríguez, Carlos René González, Douglas González, padre y Edwin Velasco.


Tetnahuali fue ganador de un concurso eclesiástico local con la canción original “Para la paz”. Participaron en numerosas presentaciones, como en los juegos florales departamentales y en canal 10 de televisión.







Muchos miembros pasaron por sus filas, como Giovanni Alfaro, Francisco Escamilla, Adolfo Ernesto González, Hugo Acosta, Exar Rivas y Francisco Rodríguez, entre otros.


El grupo se dispersó entre los años de 1987 a 1990, debido a compromisos personales de cada miembro.




Sin embargo en el año 2009 se unieron brevemente para una presentación.


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Y este año también asistieron a un ensayo de la nueva generación de Tetnahuali y se armó inevitablemente una tertulia musical.




TETNAHUALI, la segunda generación.


El vigente Tetnahuali se formó en el año 2000 con el nombre de Tepec Huicat (“cerro que canta nahuat”), nombre que muy pronto fue cambiado al que actualmente ostenta y está conformado –en su mayoría- por hijos y sobrinos de la primera generación Tetnahuali. A esta segunda generación de Tetnahuali pertenecen César Rodríguez (director del grupo), Douglas González, Pablo Santana Alfaro, los hermanos Maberi y Elyonai Rivera, Jonathan Escobar, José Luis Rodríguez y Xavier Torres.


Este grupo define su estilo musical como cumbia andina y canción popular. El grupo usa dos guitarras, un charango, bajo, un tambor legüelero, un cuatro, quena, zampoña y palo de lluvia.


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Utilizan diferentes tipos de instrumentos musicales y algunos de ellos, como la zampoña o la quema son fabricados por ellos mismos.


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Estas zampoñas están hechas de tubos PVC.




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El amor por la música se ve reflejado en su entusiasmo para tocar.


Se han presentado en varias partes de El Salvador y de Guatemala.






Tocando en Suchitoto


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Las dos generaciones de “Tecnahauli” cantando juntos



La música es la más elevada de las artes del ser humano. La música aumenta la sensibilidad del homo sapiens y le abre otros horizontes intelectuales.


Texto:

Érika Mariana Valencia-Perdomo

Óscar Perdomo León




Fotografías marcadas con asterisco* tomadas por Óscar Perdomo León. Las demás fotografías fueron proporcionadas amablemente por Tetnahuali.



Un agradecimiento a los miembros de las dos generaciones de este grupo musical por su colaboración para este reportaje.